Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido
ni asiste a sus mítines
ni se sienta en la mesa con los gangsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans.Será como un árbol plantado junto a una fuente.
Ernesto Cardenal
Desde el Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur expresamos nuestra solidaridad con lxs 222 presxs políticxs que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo expulsó a los Estados Unidos el pasado jueves, 9 de febrero de 2023, así como con lxs 94 disidentes en el exilio a quienes despojó de su nacionalidad y de sus bienes una semana después, el 16 de febrero.
A ambos grupos se les despojó no solamente de su nacionalidad, sino también de sus derechos ciudadanos. Con estas acciones de destierro, el régimen de Ortega/Murillo actúa contra todos los tratados internacionales de derechos humanos y contra la propia Constitución de Nicaragua, que en su artículo 20 establece que “ningún nacional puede ser privado de su nacionalidad”. El artículo 15 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que toda persona tiene derecho a una nacionalidad y que a nadie “se le privará arbitrariamente de su nacionalidad”. El Estado de Nicaragua además suscribió desde 1961 y ratificó en 2013 la Convención para la Reducción de Casos de Apatridia, que establece que “Los Estados contratantes no privarán de su nacionalidad a ninguna persona, o a ningún grupo de personas, por motivos raciales, étnicos, religiosos o políticos”. El destierro es un crimen de lesa humanidad contemplado en el estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Burlando cualquier noción de debido proceso, lxs exiliadxs fueron declarados prófugos de la justicia y condenados como supuestos “traidores de la Patria”, aunque nunca se les había acusado judicialmente y mucho menos procesado. La resolución fue simplemente leída por el magistrado presidente del Tribunal de Apelaciones de la Circunscripción Managua, Ernesto Rodríguez Mejía. De esta manera, se les presenta una sentencia sin proceso y sin posibilidad de apelación, llevando al absurdo cualquier comprensión del Estado de Derecho. Según el magistrado Rodríguez Mejía, los 94 nicaragüenses fueron acusados por el Ministerio Público por presuntos “delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional en concurso real con el delito de propagación de noticias falsas a través de la tecnología de la información y de la comunicación”, todo en perjuicio del Estado de Nicaragua y la sociedad. Claramente, se trata de un caso de persecución a la libre opinión y al pensamiento crítico, de un atentado a la dignidad de quienes persisten en denunciar el totalitarismo del régimen Ortega/Murillo y en defender al pueblo nicaragüense.
La resolución judicial ordenó también el “decomiso” de todos los bienes inmuebles y sociedades que lxs así perseguidxs posean, sea a título personal o como socios de alguna persona jurídica o sociedad. Con esto, además del destierro forzado y de los derechos ciudadanos, se les despoja de sus medios materiales de subsistencia.
Quienes suscribimos esta declaración alzamos una vez más nuestras voces para expresar nuestra indignación y denunciar la violencia política extrema del régimen Ortega-Murillo, que no duda siquiera en ir tras los familiares de disidentes políticos exiliados, para encarcelarlos. Todo esto sucede en nombre de un supuesto régimen “progresista” o de “izquierda”, que en realidad es el más neoliberal y autoritario que ha conocido Nicaragua en su historia: exacerba el extractivismo, entrega y enajena los bienes naturales, es violento contra las comunidades indígenas y famosamente machista y misógino. Un gobierno que ha traspuesto todo límite dictatorial, para constituirse plenamente en un régimen totalitario.
Reiteramos y reforzamos lo expresado ya en nuestra declaración de 2018: La indignación, el dolor, el sentido de frustración histórica es doble cuando semejante aberración política es producto de líderes y gobiernos que se dicen de izquierda. ¡Qué puede doler más que la ironía de un líder que se dice revolucionario, pero que hasta supera en sus prácticas criminales las de aquel dictador contra el que se supo levantar! Qué puede indignar más que cuando este líder persigue, destierra, encarcela sistemáticamente a quienes fueron sus ex compañeros y ex compañeras en la lucha por la liberación!
Apelamos a aquellos sectores autodenominados de izquierda que siguen apoyando a Ortega-Murillo para que dejen de ser cómplices de este gobierno totalitario. Apelamos a los gobiernos del mundo a aislar el régimen Ortega-Murillo y a acoger a sus víctimas con todos los derechos y la solidaridad, para permitirles reiniciar una nueva etapa de su vida.
¡Solidaridad con lxs perseguidxs de Nicaragua!
Suma tu firma AQUÍ
Comments are closed.